(14-05-2012)
En una entrevista publicada por El
País (14-05) Elio di
Rupo, primer ministro de Bélgica menciona, y es la primera vez que he leído la
cifra en un medio de comunicación, que las transacciones financieras en
Europa mueven cada año 450 billones de euros. Sí, es como si el PIB de la Unión
Europea, unos 15 billones de euros, se moviera al completo treinta veces
al año por las Bolsas, dedicado a la compraventa de acciones y de
divisas, y a las operaciones bancarias. El dinero es verdaderamente
inquieto. No se trata sólo de dinero europeo. El capital no tiene bandera ni
nacionalidad. Como nos explicaría cualquier economista, es el mismo
dinero que se mueve una y otra vez. Y eso significa inversiones a muy
corto plazo, compra-venta rápida, especulación en suma, búsqueda de beneficios
rápidos por el encarecimiento del producto en muy corto espacio de
tiempo. El capitalismo especulativo no genera ni un solo beneficio en
forma de puesto de trabajo. Encarece, por ejemplo, la deuda soberana de los
estados. Muchos analistas confirman que el comportamiento histérico de la
Bolsa, por sus cambios radicales y convulsos, a veces en muy cortos
intervalos de tiempo, se debe a maniobras orquestadas para comprar a bajo
precio acciones que se revalorizan mágicamente a la mañana siguiente. Agosto de
2011 fue una muestra palpable de este comportamiento, para un observador lego
como yo. Luego perdí el interés en observarlo
Lo curioso e inmoral es que todo este
flujo, esta riada de dinero, trabajando en pos de su beneficio y en contra de
los intereses de la mayor parte de la Humanidad, no
paga impuestos.
Si hablamos de Europa, los especuladores
tienen vía libre para desestabilizar las economías europeas, especular con
nuestras necesidades y reducirnos las conquistas sociales de siglos de
lucha por la igualdad ante la Ley. Si hablamos del mundo, las consecuencias son
mucho más terribles, porque se traduce en malnutrición, problemas de salud,
analfabetismo...
El economista norteamericano James
Tobin, premio nobel de Economía en 1981, llegó a la conclusión de
que la excesiva movilidad del capital privado a nivel internacional provoca
dificultades a los estados y trae consigo repercusiones muy negativas en el
empleo, la producción y la inflación. Es decir, el hombre profetizó la
situación actual con exactitud.
Para corregir estas deficiencias y “enfriar “
los mercados propuso la creación de un impuesto – la denominada Tasa Tobin- que
gravara especialmente los movimientos especulativos, las inversiones a muy
corto plazo , cuya intención es manipular la economía real para obtener
beneficios artificiales y rápidos.
El liberalismo más radical se ha opuesto
sistemáticamente. Entienden que es un exceso de intervencionismo de los
estados, una interferencia en el libre mercado. En el seno de la Comunidad
Europea el enemigo principal es Londres. La mayor parte de las transacciones
financieras de Europa se realizan allí.
Tobin proponía un impuesto leve, el 0,5%. Yo,
por ejemplo, pago el 27% de mis ingresos como Impuesto sobre la Renta de las
Personas Físicas.
Calculad , si no os produce vértigo, lo que
supondría el 0,5% de 450 billones de euros que se mueven libremente por
nuestras economías como el zorro que selecciona a la gallina más apetitosa del
corral. Calculad, incluso, a cuánto ascendería el 0,1% de ese río de
dinero. Y ahora calculad cuánto costaría que el 11% de la población activa
europea, - los 25.000.000 de parados que, además de no gozar de un derecho
establecido en las Constituciones, no producen, consumen recursos en protección
a los desempleados y ralentizan la recuperación económica europea ya que su
capacidad de consumo es escasa- tuvieran pleno empleo en programas públicos de
Investigación, actividades medioambientales, mejora de servicios públicos,
obras públicas, energías renovables…
El 0,1% de esa ingente cantidad de dinero
circulante supondría 450.000 millones de euros. No es tanto, aunque la cantidad
nos abrume. Se han dedicado ya 800.000 millones a sanear a la Banca de sus
graves deslices. Y precisará inyecciones multimillonarias frecuentes todavía
durante mucho tiempo. Si alguna vez se aprueba esta Tasa, sabed que irá a
sanear la Banca, lo único que importa la derecha europea.
Esa cantidad –el 0,1% de impuesto sobre las
transacciones financieras- bastaría para que en Europa hubiera casi
pleno empleo. Para que los 25 millones de parados europeos desde mañana mismo
estuvieran produciendo beneficios indudables a sus países y sus economías.
Sirviendo de motor de la recuperación que precisamos. La que tanto parece
perseguir nuestra clase política, recortando servicios y derechos.
Pero no seamos ilusos. La estimación más
creíble de lo que podría recaudarse realmente, si se impone la Tasa Tobin,
rondaría los 55.000 millones de euros. No está tampoco mal, en los tiempos que
corren.
La opinión dominante es que la tasa Tobin es
un instrumento sumamente válido de control de la actividad especulativa basada
en instrumentos financieros de alto riesgo y alta volatilidad.
La crisis que soportamos ha sido provocada por las inversiones de alto
riesgo a largo plazo, financiadas con deuda a corto plazo. Y esta experiencia
parece demostrar que la tasa Tobin podría ser en un instrumento estabilizador
para evitar crisis económicas futuras y ayudarnos a salir de esta, además de
generar recursos absolutamente necesarios.
Quizá la edad me ha vuelto obtuso, porque
estoy convencido de que la crisis está, en gran medida, artificialmente sostenida
para desmotar los logros sociales de Europa. La Tasa Tobin no es una
locura en absoluto. Hay muchas voces, incluso de la derecha económica, que
defienden su imposición. ¿Qué esperan los gobiernos europeos para regularla?
¿No quieren o no pueden?
Si no quieren, no nos sirven porque son
instrumento de quienes nos esquilman y desvirtúan los derechos que establecen
las Constituciones democráticas. Hay que repudiarlos y mandarlos a casa.
Si no pueden, es que son rehenes de esos
poderes dañinos. Y hay que repudiarlos y mandarlos a casa, porque su ética está
en entredicho. No son los gestores del estado que queremos, el que
defiende y garantiza la igualdad efectiva ante la Ley, el que se esfuerza por
garantizar los derechos y el bienestar de sus conciudadanos.
Es preferible atentar contra los logros de la
ciudanía y sus derechos, antes que gravar mínimamente la actividad financiera.
Y nos dirán que se toman las únicas medidas posibles. Y que la culpa es nuestra
porque hemos vivido por encima de nuestras posibilidades. Hay que mandarlos a
casa y regenerar nuestras democracias cuanto antes.
El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo ha establecido cálculos abrumadores: con el 10% de lo
recaudado con la aplicación de una Tasa Tobin a nivel mundial sería
posible proporcionar asistencia sanitaria a toda
la población del planeta, suprimir todas las formas graves de malnutrición, y
garantizar el acceso al agua potable para toda la población mundial. Con sólo el 3% de la cantidad
recaudada se garantizaría la alfabetización de toda la población mundial y su acceso a la
educación primaria.
¡Minucias como se ve, objetivos
intrascendentes, si se considera el derecho inalienable del capital a circular
libremente por el mundo con sus actividad especulativa, sin pagar impuestos!
Hay que mandarlos a
casa. Hay que cambiar las reglas. Merecemos un mundo más justo que el que ellos
nos ofrecen. El beneficio desmesurado de unos no puede estar sustentado en la
miseria y el sufrimiento de la mayoría
No hay comentarios:
Publicar un comentario