En seis meses el gobierno del PP nos ha hundido en la ruina definitiva y en el descrédito absoluto. La prima de riesgo se llamaba Rodríguez Zapatero. Era cuestión de tener un gobierno como dios manda, que sabía lo que había que hacer.
La realidad, ahí la tenemos. Duele enumerar los destrozos que han causado en sólo medio año. ¡Basta ya de recurrir a la herencia recibida! Sabían lo que había que hacer, ¡válgame dios! y el pueblo les dio la mayoría absoluta confiando en su palabra.
Menos mal que lo sabían . Somos un pueblo afortunado, a fin de cuentas.
La política económica diseñada por Alemania y asumida alegremente por un gobierno sin criterio y sin proyecto verdadero ha logrado su efecto venenoso.
Mil voces autorizadas lo han vaticinado inútilmente, durante mucho tiempo. La historia ya ha demostrado con creces a dónde conduce la política económica obsesionada por el control del déficit y el olvido de las políticas de empleo. Al sumidero en el que estamos; a la ruina.
Ahora tenemos por delante un largo camino de miseria, de colonización por parte de otros pueblos, de atraso en la investigación, de dependencia humillante, de educación mediocre, de servicios públicos limitados, de país que se avergüenza de sí mismo.
Unos veinticinco años de pobreza de diseño según los cálculos más generosos. Seguramente yo no seré testigo del fin de esta ignominia.
¡Habrá que darle las gracias a esta derecha zafia, soberbia y primitiva por este impagable servicio! ¡Que nos jodan! ¿No...?
No hay comentarios:
Publicar un comentario