(17-07-2012)
A
medida que avanzamos hacia la ruina definitiva del país con las medidas
del gobierno cabe preguntarse si es por una especie de fidelidad a los
principios del liberalismo radical o si persiguen un objetivo real. Que hay
que pagar nuestras deudas parece indudable; el cómo y el quién es lo que nos
mantiene al borde de la ruptura social, porque muchos consideramos que las
medidas son, además de injustas, ideológicas, inadecuadas e irresponsables.
La
sensación es que la aquiescencia del gobierno , por convencimiento o porque
sigue dictados de algún poder oculto que es el que gobierna en realidad, España
se está convirtiendo en un laboratorio de experimentación que bordea los
comportamientos criminales, porque se trata, en realidad, de un crimen
contra la constitución y contra los ciudadanos. Un experimento “Ricardiano”. Se trata de saber cuál es el
límite de resistencia vital de los trabajadores, los parados , los
funcionarios. Se trata de saber con qué prestaciones mínimas se puede
sobrevivir y ser todavía fuerza de trabajo aprovechable. Hay otro experimento
aun más cruel, averiguar cuánto sobrevivirá una persona dependiente sin la
ayuda de otros.
Cuando
ese límite esté claro y contrastado, ya que no se pueden devaluar la
moneda, devaluarán los salarios y los servicios de Estado justo hasta ese
límite de supervivencia.
La
devaluación de la moneda común sólo lo consiguió Alemania en los orígenes de
esta crisis, para favorecer su exportación. En 2002 Alemania tuvo su particular
burbuja tecnológica. Para superarla necesitó la devaluación del euro. Y el BCE
inundó de dinero los circuitos financieros. Para Alemania funcionó. Nosotros
vivimos el espejismo de la riqueza.
Fue
aquel tiempo en que nuestras Cajas de Ahorro inundaban nuestro correo con
“prestamones”, el tiempo en que los directores de nuestras sucursales dejaban
de hablarnos si no le aceptábamos un préstamo al consumo que no necesitábamos.
Los préstamos hipotecarios solían exceder un 25% los costes reales de las viviendas
que comprábamos. El Banco lo ofrecía por propia iniciativa. Y nos sentíamos
encantados de haberlos conocido, tan amables, tan dispuestos, ten dadivosos.
Aquello incrementó nuestra fragilidad. Cualquier economista sensato lo sabía.
Pero sacar al gigante de su crisis bien valía el sacrificio del miserable sur.
Nos preparaban para la hecatombe, término griego que significa
textualmente “sacrificio de cien bueyes”. Hemos sido los bueyes sacrificados
por la estabilidad de Frau Merkel y
su ordenada nación.
Ahora
toca releer a Ricardo. Todo el mundo es consciente, absolutamente todo el
mundo, de que lo que vivimos es una crisis financiera con todas sus
consecuencias. Pero la derecha ideológica se ha empeñado en hacernos creer que
en España esta crisis ha sido causada por el mercado de trabajo, por el exceso
de los salarios, de las prestaciones sociales o por los costes salariales
de los funcionarios y los servidores públicos.
Y
en cuestión de devaluación de salarios este gobierno de derechas si tenía un
plan. En primer lugar se arbitra por decreto ley la reforma laboral, siguiendo
al pie de la letra los dictados de la patronal. Ahora reduce las prestaciones
por desempleo. La única alternativa que le quedará a los desempleados será
aceptar los salarios de hambre, la esclavitud legalizada que han diseñado para
ellos, si es que alguna vez se recupera el mercado de trabajo. Porque hasta
ahora la reforma laboral sólo ha facilitado los despidos.
Y
en cuanto a los servidores públicos, la suerte está echada. Primero fue la
campaña de desprestigio para que el resto de la ciudadanía se inhibiera en el
previsible enfrentamiento; luego, la calculada masacre a la que está sometiendo
los salarios públicos, la reducción de puestos de trabajo en los servicios que
ha de prestar el Estado; y con ello, el deterioro de la calidad de vida de los
ciudadanos.
No son el gobierno. Son esbirros de los poderes fácticos
e inhumanos que nos han parasitado la mayor parte nuestras vidas. Y, lejos de
sacarnos de la crisis, están llevando al
país a la ruina a la velocidad de la luz
No hay comentarios:
Publicar un comentario