La visita de Merkel a Rajoy,
además de portadas de periódicos, dejó otras cuestiones relevantes que, quizá,
pasaron desapercibidas. Son esas cargas de profundidad y temporalidad
programada que se dejan entre las brozas de las ruedas de prensa calculadas al
milímetro y el ruido de los flashes.
Cuando nos venimos a dar cuenta, nos han explotado entre
las manos y los daños resultantes son incalculables.
Habría otras, sin duda, pero la bomba en la que yo reparé
la cargó el secretario español de Comercio Exterior, un tal Jaime García-Legaz.
Y reparé en ellas por alusiones, desde luego. He dirigido un Centro Público de
Enseñanza durante mucho tiempo. Durante mucho tiempo este Centro ha sacado al
mercado laboral, en sus dos ramas de Formación Profesional, una de grado Medio
y otra de grado Superior, profesionales bien valorados por las empresas,
seleccionados con criterios objetivos por el desarrollo de las competencias
exigibles en el mundo laboral y, por ello, muy cualificados para el ejercicio
de sus funciones profesionales, a pesar de las altas exigencias en cada una de
las especialidades en el mercado de trabajo.
El señor García-Legaz afirma taxativamente ante los
representantes de las Cámara de Comercio de Alemania que acompañaba a Ángela
Merkel que la Formación Profesional Española es un “sonoro fracaso”, puesto que
no logra que los titulados encuentren acomodo en las empresas. Tácitamente la
acusación que se desliza es que su formación es inadecuada para las exigencias
laborales. Trasladando esa afirmación envenenada a sus últimas consecuencias,
el sistema educativo es el culpable de ese índice de paro juvenil, que en
España ronda el 50% de las personas entre 18 y 35 años.
Podría pecar de falta de objetividad si afirmara aquí y
ahora que, seguramente, este individuo no pisa un centro escolar desde que
acabó bachillerato. En realidad, daría igual. No seré acusado de falta de
objetividad por la disyuntiva que sigue. O este individuo es un cínico, o su
falta de capacidad para el análisis de la realidad española lo descalifica
para el ejercicio de un cargo de responsabilidad en la política internacional.
Si cree lo que dice, dudo que esté cualificado ni para ejercer de ascensorista en un edificio de cuatro
plantas. Dejaría los vecinos en la planta equivocada. Luego, concluyo que es un
cínico.
Y es un cínico, porque cualquier observador imparcial
sabe, de sobras, que el principal fallo del sistema que nos conduce hacia el hundimiento económico es su incapacidad para crear empleo.
Por la razón que aduce, técnicos españoles,
investigadores españoles, titulados
universitarios españoles que encuentran trabajo en otros países no lo deben a
su formación, sino que las exigencias profesionales en el resto del mundo son
menores. Sólo un cínico, obligado por la
fidelidad a quien le otorga el privilegio de un cargo relevante, se ve obligado
a enmascarar la realidad de esa manera burda.
No era una puntada sin hilo. Detrás de su afirmación hay
objetivos. Y Wert nos lo confirma hoy. Se avecina una reforma de la Formación
Profesional Española siguiendo el modelo alemán. La diferencia estriba en la
reducción de formación teórica y aumento de las horas de formación práctica en
las empresas. Intensificará la formación teórica, reducirá las horas de
formación en los Centros, con la consiguiente reducción del horario profesional
y, por consiguiente, de la plantilla docente, y pondrá a disposición de la
empresas profesionales cualificados y dispuestos a dejarse las pestañas para
demostrarlo y conseguir un contrato posterior, durante el proceso de prácticas.
La empresa contará con gente muy competitiva durante - ¿un año?- a precio de
saldo. En Alemania perciben 400 euros, en algunos casos. Los salarios
posteriores de estos técnicos, si
aseguran su permanencia en las empresas, oscilan entre los 600 y los 800 euros. El camino perfecto hacia la
independencia económica como se ve. El sistema permite surtirse de profesionales
cualificados a 400 euros mensuales el resto de su vida a las empresas. Lo hemos
comprobado ya. La explotación del trabajador en prácticas es una poderosa tentación
para el sistema productivo.
España es diferente. Estoy por apostar que durante el periodo de prácticas los técnicos en ciernes en este país recibirán un bonobús para pagar desplazamientos.
Así que el paro lo genera el sistema educativo. Me perdonaréis la expresión que sigue. Es cólera justa. ¡Y un carajo, señor García-Legaz!
España es diferente. Estoy por apostar que durante el periodo de prácticas los técnicos en ciernes en este país recibirán un bonobús para pagar desplazamientos.
Así que el paro lo genera el sistema educativo. Me perdonaréis la expresión que sigue. Es cólera justa. ¡Y un carajo, señor García-Legaz!
Reconozco que en algo sí hemos fracasado en nuestras aulas,
al menos, en las aulas de la enseñanza pública. Hemos fracasado en el proceso de formación de esclavos
modernos. Seguimos insistiendo en que la dignidad humana está por encima del derecho
a enriquecerse a toda costa. Quizá a usted
y a su partido les vendría bien matricularse de alguna asignatura.
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