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miércoles, 22 de agosto de 2012

Violaciones legítimas


         El motín de té es un acontecimiento histórico relacionado con la independencia de los Estados Unidos. No viene al caso profundizar demasiado en aquel hecho. Pero tiene esa histórica connotación de punto de partida en  la lucha por la independencia y por la soberanía, un cierto halo legendario de rebeldía.
            En la actualidad esos elementos se los ha apropiado el “Tea Party” , una especie de 15 M reaccionario que ha logrado incrustarse en el ala más conservadora y ultraliberal del Partido Republicano de los Estados Unidos, defensora a ultranza de no aumentar los impuestos a los más ricos y contraria a la reforma sanitaria propuesta por el presidente Obama, que toma como referencia lejana el sistema sanitario español.
            La Seguridad Social gestionada por el estado les parece “socialismo”.  
            Existe en EE.UU., desde 1965,  un programa de “beneficencia”, el Medicare- fijaos que digo de beneficencia- , y que consiste en una especie de seguridad social costeada parcialmente por el Estado - hay copagos  de más de 100 dólares diarios en caso de hospitalización prolongada- para personas de más de 65 años sin recursos y sin otros seguros médicos, para niños en circunstancias similares, y para enfermos crónicos de algunas enfermedades, igualmente sin recursos.
            Atender a los más necesitados no está considerado como un deber del Estado, sino como un acto de caridad. En resumen, es la “caridad” del Estado para los que carecen de recursos y por razones de edad o de salud no pueden cuidar de sí mismos.
            El Partido republicano, empujado por el “Tea Party”, si triunfa en las próximas elecciones generales, planteará un recurso contra esa disposición legal, que considera contraria a la Constitución Americana. Hasta ahí parece coherente con su filosofía insolidaria, nacida de una visión sesgada del Estado. Cada uno debe velar por sí mismo. El Estado no tiene derecho a “robarnos” impuestos para atender a los individuos que son responsables de su propia vida. Punto. Ese es el núcleo de la ideología de la derecha americana.
            En las filas del “Tea Party”, el integrismo religioso encuentra acomodo fácilmente. Fue noticia una propuesta emanada de su seno, y que tuvo en duda a algunos estados donde su influencia es mayor, sobre la conveniencia de erradicar de los libros de texto en las escuelas las referencias a la teoría de la evolución y sustituirla por el creacionismo bíblico como la única verdad científica aceptable sobre el origen de la vida y del hombre. No sienten empacho en negar evidencias científicas si incomodan a sus intereses  o a sus creencias.
            Contrasta esa revisión creacionista de la ciencia empírica con su descarado “darwinismo” en materia social. Si mueren los más pobres, lo tendrán merecido. El mundo es de los fuertes. O mejor, de los ricos.
            El “Tea Party”  ha ocupado en ese mundo de contrastes insoportables,   -EE.UU. acumula, seguramente, el 80% de las grandes fortunas del mundo, genera con su actividad especulativa la mayor parte de las tensiones económicas mundiales, y censa  en su territorio casi 80 millones de ciudadanos al borde la de pobreza, cuando  no plenamente sumidos en ella,- una posición muy dominante en apenas cinco años de existencia. El candidato a la Casa Blanca, Mitt Romney, ha propuesto a uno de los políticos republicanos más próximos al “Tea Party”  como vicepresidente del gobierno, si consigue el triunfo en las próximas elecciones. Es el más feroz defensor de la inutilidad de Estado. Los impuestos a los más ricos son un crimen, un ataque al capitalismo, el verdadero credo que los une. Seguramente que la máxima “menos estado” nos resulta familiar. 
            Es la panacea que esgrimió Rajoy para sacarnos de la crisis. La coincidencia del discurso no es casual. El PP transfiere a nuestra vida la ideología dominante de la FAES, la fundación que preside José María Aznar, porque la sombra de Aznar es alargada y porque el Partido Popular carece de  principios ideológicos. Es una amalgama de intereses cohesionados en torno a las medidas con las que el capital se defiende del Estado. Son tan sólo el instrumento del dinero.
            Y Aznar es un becario europeo del “Tea Party”. Podría serlo de cualquier otra ideología con cierta proyección internacional con sede en los Estados Unidos, porque no soporta que Europa lo haya ignorado de forma manifiesta. Como cualquier tipo mediocre, envenenado por su propia soberbia – de esa coincidencia surgen los dictadores más duraderos y crueles- podría adscribirse a cualquier oferta donde su ego encuentre proyección y conferencias pagadas a precio de premio nobel en las que despelleja a su país. Así que no puede sorprendernos esta inesperada conexión.
            Pero la crónica de hoy tenía que ver con las violaciones “legítimas”. Pues bien, vamos a ello. El congresista Todd Akin, candidato al senado estadounidense por el estado de Missouri, y miembro del “Tea Party” afirmó ayer mismo que está en contra del aborto, incluso en caso de violación. Estaba sentado junto a un predicador de alguna de esas iglesias americanas que tan bien saben manejar los medios de comunicación y las donaciones de los fieles. Lo justificó con una frase que nos obliga a reflexionar. “Es casi imposible que en una violación, y más en el caso de las violaciones legítimas, una mujer se quede embarazada. El cuerpo de la mujer tienen maneras de cerrarse”.
            No lo explicó. Nos quedamos con las ganas de que este prócer de la patria americana nos explicara la diferencia entre una violación “legítima” y otra que no lo es. Sinceramente. Porque es una cuestión transcendental.
            ¿Creéis que le  han vuelto las espaldas las encuestas?   Pues no estáis en lo cierto. Hoy aventaja a la candidata demócrata en un 11% en la intención de voto en el estado de Missouri, un estado donde una buena parte la población vive al borde mismo de la pobreza . ¿Qué ha hecho tan mal esa mujer? Defender el programa, mucho más solidario y razonable, de Obama. Consiste en aumentar ligeramente los impuestos a los más ricos para atender a los más desfavorecidos y más castigados por la crisis. Obama debe estar loco, desde luego. ¿A quién se le ocurre semejante estupidez…?
            Quizá el Partido republicano consiga la victoria, con la inestimable colaboración del “Tea Party”.  Casi estoy deseando que lo haga. Lo lamento. Yo amo las palabras. Siento una curiosidad casi enfermiza por la definición de violación legítima por parte de los legisladores del “Tea Party”.
            Se definen como el paraíso de las libertades y la democracia más pura de la tierra. Y hay quien dice que  las hipérboles más desmesuradas las generó el Barroco literario.

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