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martes, 14 de mayo de 2013

Esta Europa , ¡No!

      Desde que la democracia se instauró en este país, tengo memoria clara de haber sido un europeísta convencido. Siempre he pensado, como nos dejó dicho Ortega, que Europa es la solución. Ahora sigo siendo europeísta. Pero esta Europa no es la solución; en realidad, es el problema.
            A Portugal le ha recetado Europa cura de adelgazamiento en los Servicios Públicos. Desconozco las dimensiones de esa sangría continua en el país vecino. Ahora la flexibilidad de los prestamistas europeos exige el sacrifico de treinta mil funcionarios como contrapartida. Se trata de aplicar hasta el límite ese proceso  desenfrenado de desmontar los Estados. No creo que quede ya en Portugal margen posible para descubrir ni un servidor público superfluo. No es eso. Se trata de eliminar servicios, eliminar obligaciones del Estado, hacer imposible, de hecho, la función redistributiva de los servicios públicos para equilibrar las desigualdades en el nivel de renta. Se trata de dejar al ciudadano sin la protección imprescindible del Estado. Se trata de desarticular la función social del  Estado. En eso está la plutocracia europea con la complicidad de los gobiernos de derecha.
            En nuestro caso, los dos años de flexibilización para la regularización del déficit tiene también un precio establecido. Berlín será flexible en los plazos si Rajoy nos aplica medidas contundentes. Reducir las prestaciones a los pensionistas, prorrogar la edad laboral, liberalizar los contratos laborales, que es tanto como decir dejarlos indefensos en un proceso persistente en dirección al despido libre, sin derechos relacionados con el tiempo de servicio y sin necesidad de justificación alguna por parte de la empresa. 
            Se trata de empobrecer a la clase obrera hasta límites en que resulte , por fin, competitiva. Algo así como Bangladesh en el sur del continente.
            Este problema que llamamos Europa se permite gobernar las naciones con decisiones de funcionarios a los que nadie eligió, pero que obedecen a la plutocracia europea y a sus gobiernos instrumentales, especialmente  a Alemania; suplanta a los propios parlamentos; deja sin contenido los ordenamientos constitucionales; considera a los pueblos súbditos, casi nativos de territorios colonizados, en lugar de ciudadanos de la Unión Europea.
            En una intromisión mucho más local, la Comisión Europea cuestiona el decreto contra los desahucios de la Junta de Andalucía. Suavemente, dicen. Analizará hasta qué punto ese decreto de la Comunidad Andaluza afecta al sistema financiero. "Afecta" significa llanamente "perjudica". Esa es la cuestión. El sistema financiero, los intereses de sus inversiones, es lo único que preocupa realmente a la plutocracia que gobierna. Los ciudadanos somos solo víctimas colaterales del mercado. Esta Europa salva bancos, el instrumento de su dominio, con el dinero de los servicios públicos, con salarios de hambre, con los impuestos que deberíamos pagar para equilibrar las diferencias injustificadas que este sistema establece en las rentas de los seres humanos. 
            Esta Europa no es ni siquiera la que tolera los paraísos fiscales. Es la creadora de muchos de ellos, la que los apacienta como refugio seguro del saqueo a los Estados, que es tanto como decir  el saqueo a todos nosotros.
            ¡¡Hijosdeputa!! Esta Europa de usureros y ladrones especializados en la ingeniería fiscal fraudulenta  insulta, maltrata y enfurece.
            Un día, esta Europa nos sacará a la calle con la mirada torva y la furia afilada. Será el día en que las clases medias, vagamente esperanzadas todavía en recuperar lo que han perdido, acaben convencidas de que la minoría inmoral y dominante, la que manipula gobiernos, suplanta parlamentos, prostituye constituciones y deja obsoleto en los diccionarios el concepto democracia, ha agotado su tiempo entre nosotros. 
            Si los usureros que establecen cada día nuevos instrumentos de tortura para los pueblos tuvieran memoria, lo sabrían con certeza. La historia lo proclama. Quizá ese día, cuando los hayamos desalojado de sus arriscados privilegios, cuando establezcamos una visión del  mundo racional y solidaria, cuando les hayamos arrebatado su poder inmoral e injustificable, podamos recuperar el proyecto de la Europa común, la de los pueblos, la de los seres humanos.
            Pero, esta Europa, ¡no! Esta Europa es una Europa criminal. 

2 comentarios:

  1. ¿No cree usted que la Europa ideal de la que usted habla nunca ha existido ni siquiera en sus comienzos? Corrijame si me equivoco, pero no cree usted qué el proyecto Europa nació al igual que una unión soviética estalinista desde un punto de vista económico, es decir, todos los países integrantes controlados sobre un país fuerte con moneda fuerte y sobre todo poder. Yo más bien veo esta Europa como un nuevo imperio económico que se ha alzado haciendo alarde para ponerse a la altura de los Estados Unidos. Ahora más que nunca veo peligrar la integridad interna de cada país y esperemos que esta guerra mundial económica a manos de la bota alemana y americana no destruya a esta vieja Europa que tanto a sufrido y parece que aún le queda por sufrir.

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  2. Dura cuestión me planteas, Daniel. Europa no ha sido nunca ideal. Muy al contrario. Lo que era ideal era el proyecto de una Europa comunitaria y sin fronteras. Y las razones hay que buscarlas en la experiencia de destrucción y ruina que nos dejaron las dos guerras mundiales. Y en otras consecuencias de todo aquello. Durante muchos años, la Guerra Fría, Europa fue un campo de minas, un territorio en guerra diferida y posible, un lugar para las maniobras por los estrategas de ambos bloques. Nos sentimos amenazados e incapaces de arbitrar otras políticas, rehenes de nuestra debilidad. Y un día decidimos que era mejor tener más peso internacional, político y económico. Lo diseñamos mal , pero la idea era buena. Cada país europeo carece de fuerza suficiente para modificar nada en el mundo. UNidos, somos 500 millones de europeos y manejamos 15 billones de euros cada año, Se pueden hacer cosas. Pero nos ha derrotado el enemigo interior. Yo no veo peligrar la integridad interna.Veo peligrar la soberanía de cada país, sacrificada por una idea común que parece carecer de un futuro creíble.

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