Eso dice el ministro Montoro.
Lo peor de este gobierno no es que sea
el defensor europeo más convencido del ultraliberalismo económico. Lo peor es
que nos mienta sobre sus planes.
Desconozco dónde buscan ellos
los datos sobre los que fundamentan su impostado optimismo. Yo no busco, sino
que encuentro los datos que fundamentan mi pesimismo real en la vida cotidiana.
De mil conversaciones que mantengo con personas afectadas por la situación
económica a la que nos ha arrastrado una sucesión de errores si perdón posible,
ni una sola me dice que su situación ha mejorado; nadie manifiesta su alegría
porque, por fin, ha encontrado un trabajo.
¿Conocéis vosotros a alguien afortunado
que lo haya conseguido?
Antes bien, raro es el día que alguna
persona conocida no pasa a engrosar la triste e innumerable lista de los que lo
pierden.
Y las que tienen la suerte de mantenerlo
han empeorado considerablemente sus condiciones laborales gracias a las
reformas laborales del PP y a la facilidad que ofrecen al empresariado para
mejorar sus beneficios a costa de los trabajadores.
De eso se trataba.
En agosto manipularon hasta la saciedad
los resultados del paro, como una señal inmejorable de que sus medidas estaban
dando los resultados apetecidos. A pesar del empleo estacional de la
recolección agrícola y de la hostelería, tan propias del periodo veraniego, el
paro real había descendido en treinta personas. Sería para reír a carcajadas
si no estuviéramos hablando de un drama personal y familiar.
Manipula que algo queda. Pues eso hace
Montoro. Lisa y llanamente manipular.
Pensiones, Salud, Dependencia, Becas,
Salarios públicos, Inversión del Estado en obra pública, Investigación... La
dedicación del Estado a todas esas cuestiones primordiales ha sufrido recortes
sustanciales. Y sin el motor del Estado, tras una recesión como la que vivimos,
la economía no arrancará en la vida.
¿De qué recuperación habla Montoro...?
Yo os lo diré. Por primera vez en todo el
periodo democrático las rentas del empresariado han sido superiores a las
rentas del trabajo. Para entenderlo, sumando lo que todos los empresarios del
país han ingresado, la cifra resultante ha sido superior en cantidad
significativa a lo que ha ingresado el conjunto de los trabajadores del país.
Por primera vez.
Y mientras los salarios en su
conjunto, la capacidad de subsistencia de los más necesitados -no otra cosa es
la mayoría de los salarios que se cobran en España- ha sufrido un menoscabo que
oscila entre el cuatro y el doce por ciento según niveles salariales desde el
comienzo de los años malos, los beneficios empresariales han subido este año un
cuatro por ciento.
Sí; hay señales de recuperación. He visto
una viñeta por ahí de lo más oportuna y exacta. Dice así: " Los ricos se
están recuperando estupendamente".
El Partido Popular ha mentido desde el
primer minuto de la última campaña electoral y miente en cada comparecencia
pública. Su proyecto verdadero, -ya no es oculto porque lo va desgranando sin
disimulo amparado por la mayoría absoluta que le otorgó este pueblo incauto y
desmemoriado- es desmontar el Estado, privatizaciones y recortes de los
Servicios Públicos fundamentales incluidos, y devaluar la mano de obra de sus
conciudadanos para que sean pasto de las multinacionales y del capital especulativo
y oportunista al que le van allanando los caminos.
"Spanish Tea
Party", una réplica fiel
de ese hijo deforme y monstruoso- coherente, desde luego-,
del capitalismo más feroz del nuevo mundo. Ahí los tenéis, provocando el cierre
temporal de los servicios del Estado en su país; con la excepción de los
servicios de defensa - faltaría más- vigilancia de fronteras y algunos
servicios asistenciales. Su viejo sueño, dejar al Estado indefenso y sin
capacidad de defender a los más necesitados, se cumple aunque sea de forma
momentánea. Ensayan para logros mayores, porque en no tardando mucho habrá
elecciones legislativas y conviene enardecer a los votantes.
Al menos, esos descerebrados lo
proclaman. Los nuestros, a los que les hemos concedido el privilegio de arruinarnos,
añaden a su intención secreta una hipocresía desvergonzada.
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