El ministro Arias Cañete recomienda, para ahorrar, que nos duchemos con agua fría.
Yo, náufrago en un mar de dudas, ya no sé calificar estos discursos. Me confío también a mis propias encuestas. Pregunto a gente allegada, sensata, imparcial, con sentido de la ética personal, profesional y social, desapasionada en su visión de nuestro presente. Conozco a muchas personas así, afortunadamente.
Y les planteo mi duda. "¿Intervenciones como ésta- les pregunto de forma intencionada, tras un largo rato de conversación- serán producto del cinismo? ¿Son una burla a la ciudadanía producto de un humor macabro y cruel que desprecia el buen juicio, la inteligencia de la gente? ¿O son , sencillamente, producto de una estupidez que se manifiesta de forma creciente entre los miembros del gobierno?
Hasta ahora, la opinión ganadora, por aplastante mayoría, es que apreciaciones de este tipo, - y ya van muchas- son producto de una mezcla insana de estupidez y de soberbia.
Así que de mis encuestas surge una conclusión demoledora, vergonzosa. Nos gobiernan estúpidos veteados de soberbia. Que son el brazo ejecutor del capitalismo, sus cómplices necesarios que han pedido hace tiempo la conciencia ciudadana , si es que la tuvieron algún día, es un axioma universal.
A veces pregunto, también, aprovechando la confianza que da el trato frecuente y el afecto, si el encuestado le otorgaría su voto a este gobierno en las próximas elecciones. Ni uno solo. Eso refuerza su valoración sobre la estupidez y la soberbia. Y en cuanto a si saben ya a quién votarán, mis encuestados no saben/no contestan. La izquierda urbana, culta, crítica, exigente en cuanto a los comportamientos morales de los dirigentes, cosmopolita en cierto modo, preocupada por la gestión política de nuestro presente, la más europeísta , aunque muy reticente con razón, no sabe/ no contesta.
He ahí el principal problema de nuestro futuro inmediato. No vemos alternativa de gobierno a estos estúpidos soberbios que ahora destruyen cada laborioso logro de nuestra tardía democracia. No parece que la debacle política de Italia sea un horizonte imposible para nosotros.
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