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viernes, 8 de febrero de 2013

Es tiempo de Caínes

 González Pons, insustancial, monótono, desmemoriado, casi parodia de si mismo de tanto repetirse, orienta la catapulta de las acusaciones en dirección a Rubalcaba. El artero Rubalcaba anda detrás de cada filtración. Pero a Rubalcaba se le nota sorprendido, confuso, quizás arrepentido de no tener a mano un proyecto coherente, un partido que rebose salud y convicción, un candidato indiscutible, una maldita encuesta que le resulte favorable.
   Esa catapulta descargada dispara sólo humo; o cartuchos cebados con la ceniza fría de viejos argumentos repetidos. La manipulación es ya casi un recurso perezoso, un viejo vicio desgastado que no produce beneficios. Palabras vacuas que no generan ni siquiera indignación.
  La catapulta verdadera se ha preparado en el interior de su castillo; sus propias mesnadas la han armado con proyectiles de carga retardada y apuntan a los que defienden las almenas. Desde arriba arman las ballestas con sus dardos. Hacen memoria. Recuerdan que el dragón omnipresente de la "Gürtel" que prometió un tesoro, pero agosta tierras ayer productoras de seras rebosantes de votos, puso sus primeros huevos venenosos en Madrid.
   Es tiempo de Caínes. Esta tierra feroz los pare por docenas, los esparce por cualquier lugar, los alimenta con leche de ubre vengativa y reseca. En ocasiones, para comprobar que los crió correctamente, los libera entre nosotros. Les encomienda dar cumplimiento a lo que reclama su semilla, su mala sangre, su destino aciago y belicoso. Ellos enarbolan la quijada de asno y cumplen su mandato.
   "Destruye a quien se interponga en tu camino".
   "¿Y si el que se interpone en mi camino fuera carne de mi carne y sangre de mi sangre...? - le preguntan.
   "Con más razón",-contesta ella.  "Si es tu especie la que se interpone en tu camino, no es tu especie; es tu enemigo".
    "Y mientras tanto, ¿qué pasa con la patria?" - le preguntan de nuevo.
    " ¿De qué patria me habláis...? ¡No hay otra patria que el botín!"
   González Pons daría risa, pero produce pena ¡Hasta a los suyos!
 
    

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