Desde ayer nos bombardean
con la noticia de que el paro registrado en el INEM ha disminuido en dos mil
cuatrocientas personas. El primer mes de noviembre que registra un descenso del
paro desde los tiempos de Adán y Eva, al parecer. Hoy los telediarios amigos y
el canal 24 horas repetirá esta falacia unas quinientas veces, para que la
población desesperada admita que es una buena noticia, un rayo de luz tenue en
sus vidas zarandeadas.
De eso se trata.
Este gobierno no gobierna; urde mentiras
nuevas cada día según sopla el viento de la realidad, para que ese viento le
resulte favorable e hinche sus velas deshilachadas en las encuestas de
intención de voto.
Y en el caso en que no fuese una mentira
escandalosa, ¿qué significarían dos mil quinientos parados menos en los casi
cinco millones de españoles que viven mano sobre mano, casi sin esperanzas de
encontrar un empleo digno y estable?
Es mentira. La manipulación de las
palabras no convierte las mentiras en verdades necesariamente, pero se puede
decir que tiene un razonable porcentaje de éxito, según las circunstancias. De
otro modo, nadie se tomaría la molestia de mentir.
Como lingüista, yo distingo perfectamente
el núcleo de un mensaje de sus complementos. Suprimir alguno de esos elementos
en un mensaje es simplemente manipulación. Comparen los mensajes siguientes y
verán la importancia de las palabras.
Mensaje A: Baja el (..........)
paro en noviembre en dos mil cuatrocientas personas.
Es el mensaje del gobierno y el de la
patronal. Nos piden un acto de fe y otro de esperanza. Lentamente mejoramos,
gracias a las reformas de Rajoy. Pero han manipulado la realidad. Han
manipulado el sujeto del mensaje.
Mensaje B: Baja el (número de personas
inscritas en las listas del) paro en noviembre en dos mil cuatrocientas
personas.
Es la noticia verdadera. Aunque los
medios vicarios nos repitan mil veces que ha bajado el paro, la noticia es que
ha descendido el número de personas que se registran en el INEM. Hay motivos
para ello. Muchas de esas personas han perdido ya el derecho a percibir
prestaciones por desempleo, uno de cuyos requisitos es figurar en las listas
del INEM como buscador de empleo. Y muchas de esas personas, tras años de
espera, han perdido ya la esperanza de encontrarlo. Sencillamente, no se
inscriben porque no les sirve de nada figurar en esa estadística infernal. Una
buena parte de esas personas son inmigrantes retornados a sus países de origen.
No; el paro no ha bajado en noviembre.
Entre otras cosas porque el número de
afiliados a la Seguridad Social, el auténtico termómetro de nuestra situación
laboral, ha disminuido en casi sesenta y cinco mil personas. Noviembre ha
destruido sesenta y cinco mil empleos, a pesar de las reformas de Rajoy o quizá
gracias a ellas.
No gobiernan. Urden mentiras. Manipulan.
Nos desprecian como ciudadanos. No les preocupamos lo más mínimo. Solo quieren,
todavía, la legitimidad de nuestros votos para seguir arruinando este país.
La mayor parte de los integrantes de este
gobierno reconoce su poderosa vinculación con la Iglesia católica como
practicantes. Y uno de los mandamientos del Dios al que dan culto, - "No
dirás falso testimonio ni mentirás" (Éxodo, 20-16)-, prohíbe expresamente
la mentira.
Yo espero que se consuman en el fuego del infierno, pero temo encontrarlos por
allí. Antes o después privatizarán los rincones más llevaderos, los escasos
espacios donde el calor no apriete y dejarán para la masa desheredada el centro
de la parrilla luciferina. Ese es su estilo, su función, su proyecto exclusivo.
Ellos, no obstante, mienten con la tranquilidad que da el conocimiento.
Saben que la Iglesia católica es generosa con los arrepentidos, especialmente
con los arrepentidos poderosos. Si te arrepientes de todas tus maldades en el
momento de tu muerte ante uno de sus ministros y cumples la penitencia
establecida, poco importa el cúmulo de crímenes que se amontonen en tu
historia; serás uno de los elegidos y verás a tu Dios en el Paraíso, supongo
que el Paraíso que perdimos por un simple bocado a una manzana de infausto
recuerdo para la humanidad.
Este poder de perdonar pecados, sin duda,
fue un hallazgo extraordinario de los estrategas del poder religioso; acrecentó
en su día, -hoy las sostenemos con los presupuestos del Estado-, las riquezas
de la santa Madre. Muchas de las penitencias establecidas en las cabeceras de
muerte de los poderosos pecadores obligaban a cambiar la herencia en favor de
la garante de la salvación eterna. Tierras, a cambio de escapar del fuego del
Infierno; no era un pago excesivo.
En su día la Iglesia de los pobres
era dueña de la mitad de las tierras de cultivo de este católico país, al que
también condenaron a siglos de analfabetismo para que nadie les arrebatara el
poder de interpretar las Escrituras, la voluntad de Dios.
Se olvida casi todo. Y aun besa la
gente el anillo episcopal en señal de sumisión civil. Y echamos sobre el
sistema educativo, -siete leyes en treinta y cinco años-, las culpas de los
resultados de unas evaluaciones internacionales inútiles, que nada vienen a
medir sino la capacidad de sumisión escolar al sistema de autoridad imperante,
familia, estado, empresa. Gana por goleada el Asia donde el capitalismo
internacional ha encontrado esclavos modernos, sumisos y eficaces, el principal
soporte del capitalismo sin fronteras. Los sistemas educativos en esos países
entrenan al alumnado para las consabidas pruebas olvidando aspectos
primordiales en la formación humana; los entrenan para que quede constancia de
que su mano de obra está cualificada según los parámetros que reclama la OCDE,
y su sumisión fuera de toda duda. La señora Secretaria de Estado de Educación,
Montserrat Gomendio, afirma que con la ley educativa de este gobierno
mejoraremos mucho en las evaluaciones PISA. La verdad, en mis treinta y cinco
años de docencia no he tenido preocupación mayor que los resultados de las
Evaluaciones Pisa.
Algunas Comunidades autónomas se han
negado a realizarlas este año. Si es por su inutilidad práctica y por la
manipulación que se hace de sus resultados, estoy con ellas. Yo también
me negaría, si de mí dependiera. La Evaluación Pisa es como las Agencias
Internacionales de Calificación en materia educativa, un instrumento de
manipulación creado por la OCDE, dirigismo indisimulado de la orientación
adocenada y miserable que reclaman en los programas educativos. Sabedlo, no les
interesa un ser humano independiente, crítico, culto. En absoluto. Antes de
comenzar este siglo, la OCDE ya recomendaba los recortes que ahora aplica el
PP; ya recomendaba recortar la inversión en formación humana, puesto que el
mercado de trabajo ofrecería a las masas de trabajadores solo puestos de baja
calidad y mal remunerados ¿Para qué hace falta tanta formación? Acertaban en
eso.
No estaremos demasiado bien, pero me
niego a avanzar en la dirección que me reclaman. Las evaluaciones Pisa no
merecen ni un minuto de mi tiempo. No enseño a los seres humanos pensando en el
mercado de trabajo. ¡Qué propuesta tan miserable!
Así nos ha ido. Así nos va. Y yo ya
he perdido hasta la capacidad de indignarme. Lo que no logro dominar, todavía,
es la vergüenza que me genera este gobierno y el hecho de que aun pudiera ganar
las próximas elecciones.
Así que pueden seguir mintiendo. No perderán el Paraíso que les aguarda,
salvo muerte inesperada que los sorprenda lejos del poder salvador de un cura
armado de los santos óleos, y quizás ganarán las elecciones.
¿Quién puede pedir más al incumplimiento
de un mandamiento divino?
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