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lunes, 4 de noviembre de 2013

¡¡Trileros!!

    Primero fue Monago, en Extremadura. Rebajó los impuestos a los extremeños. Todo un logro de un político preocupado por su gente. Un político de derechas con el corazón tan grande como un estadio rebosando compromiso con su tierra. 
            Dos euros por contribuyente y mes; veinticuatro euros de rebajas en los impuestos cada año. Ahí es nada. Solo faltó el consejo del padre responsable. "¡Usadlo con cabeza! ¡No os los gastéis en vicios!".
            A cambio, cien portadas de la prensa amiga; horas de autobombo en la televisión autonómica, abriendo los telediarios regionales durante semanas. 
            En esa comunidad conozco yo a un anciano pensionista, de los que perciben la insignificante pensión de los trabajadores agrarios, gran dependiente, que presta a Monago cada mes la quinta parte de su miserable percepción en concepto de copago farmacéutico por el grave delito de haber vivido demasiado tiempo y acumular dolencias en su organismo que trabajó de sol a sol toda la vida.
            Marcando su territorio frente a la cúpula del Partido Popular con la que mantiene profundas diferencias, lo imita ahora el delfín que Esperanza Aguirre asignó a Madrid como heredero de su gestión dañina. Ha mejorada las prestaciones de Monago en su tierra. Expertos calculan que la rebaja de impuestos supone tres euros por impositor y mes. Mejoramos. Alguien calculará pronto cuánto habrá de pagar cada madrileño por los servicios sanitarios privatizados; cuánto por los servicios educativos privatizados; cuánto más por el agua del Canal de Isabel II privatizada; cuántos madrileños serán excluidos de las prestaciones sociales en los próximos presupuestos... 
            ¡¡Trileros!! 
            Pero es notorio que la manipulación y la mentira cotizan al alza en la Bolsa política. Ellos se esfuerzan, aquilatan sus mentiras, las envuelven en papel de regalo porque, sin duda, esperan recoger sus beneficios.
            En cada una de esas medidas no hay ni una gota de futuro para ninguno de nosotros; ni un proyecto creíble, ni una preocupación solidaria por ninguna persona. Solo hay mentira, manipulación, ruido de hojarasca, confusión programada para subir en las encuestas. 
            Os digo que no gobiernan. No tienen sentido de Estado. Nunca lo han tenido. Ni siquiera entienden el concepto. Para la derecha española administrar el  Estado es solo la ocasión de ejercer el poder de forma arbitraria, garantizar los privilegios de los compañeros de viaje y contar con un espacio de impunidad para los delincuentes económicos que anidan en su seno.
            Otros países europeos protegen desde el propio estado o desde redes nacionales con capital privado sectores primordiales como la energía. Este gobierno destructivo,- supongo que el trabajo lo iniciaron otros- anima al capital extranjero a desembarcar en el erial que han provocado previamente con su acoso y ha dejado al albur de los mercados, el capital chino parece, sectores estratégicos cuya misión es proveernos de energía. Un día una empresa china nos cortará la luz si se le cruzan los cables. 
            No gobiernan. Hacen oscuros negocios a nuestras espaldas. Compran y venden trozos de nuestro futuro.
            Lástima de país moribundo; le arrancan de la vena el catéter que lo mantiene aún con vida, e intentan convencerlo que ya está curado. 
     
    

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