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miércoles, 12 de febrero de 2014

A la negra tierra le arranqué los mojones* hincados por doquier

* Marca que indicaba en la antigua Grecia una propiedad hipotecada

“ …Algunos de entre los propios ciudadanos, en un acto de locura, quieren destruir la patria para sacar provecho; lo mismo quiere también la injusta codicia de los que ahora nos gobiernan, a los que aguardan numerosos dolores que sufrir por sus grandes abusos; porque no han sabido dominar su ambición y poner orden a su actual triunfo… Se hacen ricos accediendo a manejos injustos y no saben abstenerse en sus hurtos ni de los bienes públicos. Cada uno por su lado se dedica al pillaje para aumentar su fortuna, aunque cada día el pueblo sea más pobre. Ellos ocasionan con su proceder indigno que insulta a la Justicia una herida inevitable a la ciudad; y pronto habrán de arrastrarla a la esclavitud y con su inicuo proceder despertarán al monstruo dormido de la guerra y se enfrentarán los que son parte y sustento de una misma patria, porque no tardarán en ser visibles en el interior de la ciudad dos bandos de enemigos, formados por personas que ayer vivían en paz. La guerra dejará sin su amable juventud a muchos hombres y llenará de tumbas los campos de cultivo. Mientras los males vienen rodando a nuestro encuentro, muchos de los pobres han de marchar a tierras extranjeras donde se olvidan de su lengua  y de su patria, o son vendidos como esclavos para pagar sus deudas. ¡Vedlos pasar portando en sus cuellos argollas y lazos de metal!”.
            El texto que precede es la versión bastante respetuosa de un poema escrito en una lengua extranjera. Entendiendo como metáforas muy significativas algunas expresiones del mismo, en nada nos extrañaría que fuera de un poeta actual. Y compatriota. Sin embargo es una Elegía de Solón, poeta y estadista griego que anduvo por este mundo hace ya dos mil setecientos años.
            Sírvanos como ejemplo de que, por mucho que hayamos progresado en mil aspectos, como en un ciclo malvado que gira eternamente, cada época ha de afrontar problemas similares.
            Solón habla en ese poema, describiendo la sociedad de su tiempo, del saqueo de la patria en propio beneficio de los que tienen posibilidad de hacerlo, de la corrupción de los gobernantes que en nada se preocupan de la ciudadanía y mucho de su propio beneficio, sin respetar los principios de justicia que garantizan la paz social; del empobrecimiento – esclavitud, incluso,- de los ciudadanos y del estallido de la revuelta social. Empobrecidos y perseguidos por sus deudas los ciudadanos  desafortunados han de buscarse el futuro en tierra extraña o arrostran la posibilidad de  ser desprovistos de la condición de ciudadanos libres.
            ¿Estaba escribiendo, acaso, una profecía referida al presente que vivimos…?  ¡No! Hablaba de su tiempo y de su patria.
        Las revueltas y los conflictos civiles no se hicieron esperar y hubo que poner fin a aquella situación con respuestas políticas, con leyes. Eran otros tiempos. La sociedad delegaba en mediadores y se les otorgaba una autoridad considerable para poner orden en la situación inaceptable para un ser racional y para una sociedad que considera la guerra civil el peor de los males. Solón es considerado como el gran reformador ateniense, y, si bien sus reformas no a todos dieron satisfacción, hubo indudables avances hacia la paz social y el equilibrio. Algún tiempo después, él nos explica en verso el programa político que guió sus actuaciones. Sí, en verso; era también poeta como queda dicho.
“… A la negra tierra yo le arranqué los mojones hincados por doquier. Traje a Atenas a muchos que la tenían por patria hasta que fueron vendidos como esclavos, algunos ya se habían olvidado de su lengua. Y a otros que aquí mismo sufrían la infame esclavitud los hice libres, combinando la fuerza y la justicia. Frente a todos me revolví como un lobo al que acosan los perros, y escribí leyes para el rico y el pobre encajando a cada uno en la recta sentencia. A ninguno dejé vencer injustamente…”
       Es decir, anuló las hipotecas que pendían sobre las propiedades y que absorbían con sus intereses el esfuerzo de mucha gente humilde sin permitirles vivir con dignidad, rescató a los ciudadanos atenienses que vivían como esclavos en otras ciudades, y liberó a los que habían sido esclavizados en Atenas; antepuso el hombre a los intereses económicos y a leyes injustas y les devolvió su condición de ciudadanos; redistribuyó propiedades ampliando la capa social de los propietarios y reorganizó la sociedad que comenzó a alumbrar ya la incipiente democracia ateniense.
          ¿Véis...? No es tan difícil cuando gobierna gente con visión de Estado, adornada de honestidad y valentía. Lo malo es cuando gobiernan esbirros al servicio de intereses inmorales. Entonces a la patria solo le espera pobreza y sufrimiento. 

2 comentarios:

  1. Y Grecia sigue enseñándonos... Me pregunto si hemos aprendido algo nuevo desde ellos. Afortunadamente, aún quedan personas -cada vez menos- capaces de traernos sus palabras, sus pensamientos y reflexiones. Propongo que votemos a Solón, si es que existe en nuestros días.

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  2. Son clásicos, porque siguen siendo actuales, porque sus palabras son de aplicación en nuestras vidas. Hoy el único Solón que se me antoja capaz de sacarnos del pozo es la iniciativa ciudadana. La solución será ciudadana o no será. Noventa de cada cien personas encuestadas te dirían que enseñar Literatura Griega a los alumnos de Segundo de Bachillerato no tiene utilidad alguna. Entre ellos el ministro de Educación y de Cultura.

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