Luxemburgo
cabría seis veces en la provincia de Sevilla. Y su población total es
aproximadamente una cuarta parte de la población de Sevilla y su provincia. Su
renta per cápita es superior a los noventa mil euros, una de las más elevadas
del mundo; y para que tengamos una idea de su capacidad económica, el salario
mínimo en ese minúsculo país europeo es de dos mil euros mensuales.
Pero si indagamos en el tejido
productivo de ese modélico país, en los medios
con los que genera su riqueza, sólo encontramos granjas familiares y
alguna actividad relacionada con el acero.
Su riqueza es una riqueza robada.
Cualquier luxemburgués se
escandalizará sin duda alguna por esta afirmación, pero no la retiraré jamás,
porque es una verdad indiscutible. Y conocida desde hace mucho tiempo,
aunque el Parlamento Europeo se haga de nuevas ahora y simule una
indignación que solo aspira a cubrir las
apariencias. Hace años que la mayor parte de sus señorías invierten sus fondos
de pensiones en el pequeño gran ducado para evadir impuestos el día que los
retiren.
Tan solo en tres vulgares edificios
de oficinas de la capital tienen su sede unas 5000 empresas multinacionales que operan en Europa. Luxemburgo vende
garantías de legalidad fiscal a un precio módico, entre un uno y un dos por
ciento, a grande empresas multinacionales que tendrían que pagar en los países
en los que llevan a cabo sus operaciones comerciales una media del veintidós
por ciento de sus beneficios.
La riqueza de Luxemburgo es una
riqueza robada. Luxemburgo y otros países de la Unión Europea roban la riqueza
de sus socios, porque permiten la evasión fiscal de grandes compañías. Sus
compañeros de viaje son también bien conocidos: la City londinense, Austria,
Holanda, Malta, Chipre, Irlanda… Y en la periferia, por citar algunos, Andorra, Mónaco, el Vaticano y Gibraltar, ese territorio británico de ultramar enclavado en la provincia de Cádiz.
Con el beneplácito de Europa, que podría cambiar las leyes si fuera la Europa de los ciudadanos y no la del capital.
Los cálculos de las propias
Haciendas Públicas de la Unión Europea establecen que la evasión fiscal supera
con mucho el billón de euros cada año. Nos hemos acostumbrado a las grandes
cantidades y, en ocasiones, perdemos la perspectiva de su valor en prestación
de servicios. Los evasores de impuestos que cuentan con la complicidad de
gobiernos europeos, -nuestros respetables socios-, roban a Europa cada año el
presupuesto europeo de Sanidad y Educación, por concretar en dos servicios
imprescindibles. Nos roban el dinero que debíamos destinar a cubrir las
necesidades europeas en esos dos servicios primordiales.
El convenio con los principales
ladrones lo firmó, cuando era primer ministro en Luxemburgo, el actual presidente
de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
Convocado por el Parlamento Europeo, aparentemente escandalizado por
esos acuerdos de los que, al parecer, nadie tenía noticias, Juncker no pide
disculpas por lo que hizo ya que la gran variedad de reglas fiscales en la
Unión Europea lo permite legalmente.
Caso cerrado. El gato es el que
vigila la caja de sardinas. Juncker tiene las espaldas bien cubiertas. Ha trascendido que incluso el Deutsche Bank, el acorazado del capitalismo alemán que dicta las políticas económicas en la Union Europea, tiene allí una sede virtual.
Mientras tanto, el consejero
delegado de Google ha dejado una frase para la posteridad.” Estoy orgulloso de
nuestra ingeniería fiscal. Se llama capitalismo”.
Por si quedaban dudas.
Capitalismo es pura delincuencia: incumplir las leyes, evadir impuestos, privar de servicios básicos a grandes capas de población, comprar gobiernos, forzar cambios legales en países soberanos, atacar en sus cimientos al sistema democrático mismo. El consejero delegado de Google lo ha dicho claramente.
Google tributa globalmente al dos
por ciento sobre sus miles de millones de beneficio. Es una de las muchas grandes
multinacionales que firmó esos acuerdos ventajosos con el socio ladrón en este
gran desastre colectivo que llamamos Europa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario